martes, 28 de agosto de 2012

Anotar

 

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Desempolve las matemáticas en su vida y haga algunos cálculos en base a las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuántos años llevo de ser cristiano?
  2. ¿Cuántas prédicas escucho por año? Tome en cuenta los domingos, miércoles, célula, radio, TV y otros.

 

Ahora retrocedamos sólo quince días y pregúntese:

  1. ¿Cuál fue el tema que predicó mi líder hace dos semanas?
  2. ¿Puedo recordar el pasaje bíblico que utilizó? ¿Libro, capítulo y versículos?
  3. ¿Qué aprendí o cambié en mi vida por ese mensaje?

Si no puede recordar la enseñanza de hace 2 semanas, ¿podrá recordar las prédicas anteriores? Se puede imaginar a un alumno de primer semestre de Ingeniería llegando a la clase de Matemática I, sin ningún cuaderno ni lapicero en mano. Si usted fuera el catedrático diría: “a este joven no le irá bien, porque no va a recordar prácticamente nada de lo que voy a enseñar hoy”. Además agréguele a esta clase sin tomar notas, 50 clases más durante el semestre  y ¿qué tenemos?

Quiero que de ahora en adelante lleguemos a la iglesia destinados a aprender.Vaya como cuando asiste a un seminario o a la escuela.

Lleve su libro de texto (la Biblia), su cuaderno de notas y un lapicero.

 Anote la fecha, el nombre del predicador y el tema. No anote  todo lo que diga el predicador, pero sí las ideas principales del mensaje, las citas bíblicas, ejemplos que pueda utilizar para compartir su fe con sus amigos no cristianos y al finalizar pregúntese y anote su respuesta a ¿Qué voy a cambiar en mi vida a partir de este mensaje? ¿Qué voy a empezar a hacer? ¿Qué voy a dejar de hacer?

Cada semana, aparte un tiempo para meditar sobre sus anotaciones. Lea de nuevo los pasajes bíblicos, agregue sus propios comentarios o ilustraciones. Si usted hace esto, habrá conocido al cuaderno que hace milagros y aún décadas después podrá recordar no uno sino todos los mensajes que ha escuchado.

Entonces no será un oidor olvidadizo como leemos en el libro de Santiago:

 “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.23 El que escucha la palabra pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo24y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es.25 Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.

          Santiago 1:22-25 NVI

 

“El que no anota, no anota”.

 

 

 

 

http://www.lacatapulta.net/vidacristiana/el-cuaderno-que-hace-milagros/